




Ciudad Juárez.- En la frontera norte de México, donde el tránsito migratorio es parte del pulso diario, persiste un delito silencioso, cruel y profundamente arraigado: la trata de personas con fines de explotación sexual.
En un territorio donde convergen esperanzas y desesperanzas, mujeres migrantes, muchas de ellas solas, son atrapadas en redes de violencia, abuso y esclavitud moderna.
Este fenómeno, aunque parcialmente visible en cifras y carpetas de investigación, se esconde en los corredores oscuros de la ciudad; en bares disfrazados de negocios legítimos, en cuartos de hotel, en casas de seguridad o incluso en plataformas digitales.
Uno de los principales errores al abordar el fenómeno es confundir la trata de personas con el tráfico de migrantes.
Si bien ambos delitos comparten rutas, actores y contextos, sus dinámicas difieren profundamente.
El tráfico implica un acuerdo entre la persona migrante y el traficante para cruzar fronteras, mientras que la trata puede darse dentro del mismo país y se basa en la explotación continua de la víctima.
"La trata de personas es un delito profundamente deshumanizante. No es solo una actividad ilegal: es una forma de esclavitud moderna."
— Dra. Martha Aurelia Dena, profesora investigadora de la Universidad Autónoma de Chihuahua (UACH).
Dena subraya que la trata tiene diferentes fases; captación, traslado, acogida y explotación. “Aunque muchas veces identificamos el fenómeno en la etapa de explotación, ya hay delitos previos que deben ser entendidos, prevenidos y castigados”, agregó durante la Jornada de Sensibilización sobre Trata de Personas.
Según datos de la Fiscalía General del Estado de Chihuahua, entre 2023 y junio de 2025 se han iniciado 40 carpetas de investigación en Ciudad Juárez por delitos relacionados con la trata de personas y la explotación sexual.
De ellas, 30 están vinculadas directamente a la prostitución ajena, mientras que 10 más tienen que ver con delitos de pornografía infantil.
Las víctimas identificadas ascienden a 50 personas, la mayoría mujeres mexicanas (37), aunque también se han registrado casos de víctimas estadounidenses, una panameña y una persona de nacionalidad no especificada.
Los delitos no denunciados— se mantiene alarmantemente alta. Muchas víctimas, especialmente migrantes, no denuncian por temor a ser deportadas o a sufrir represalias de sus captores.
"El miedo a la criminalización por su estatus migratorio o la desconfianza hacia las autoridades las mantiene en silencio”, señaló Enrique Serrano.
El fenómeno migratorio se ha feminizado.
De acuerdo con cifras oficiales, el 46% de las personas migrantes que atraviesan México rumbo a Estados Unidos son mujeres.
Muchas de ellas viajan solas o con hijos menores, sin redes de apoyo y con escasos recursos, convirtiéndose en presas fáciles para tratantes que ofrecen ayuda, empleo o protección… a cambio de una deuda que se paga con el cuerpo.
“La mujer migrante llega a Juárez con sueños de cruzar, de tener una vida mejor, pero muchas veces lo que encuentra es violencia, explotación y miedo.
Se convierten en moneda de cambio en las redes de trata”, señaló Dra. Olivia Aguirre, profesora investigadora de la
Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ).
Consumidores invisibles, víctimas visibles.
Uno de los ángulos menos abordados en el debate público sobre la trata de personas es el rol del consumidor.
El delito no existiría sin la demanda: hombres —en su mayoría— que pagan por servicios sexuales, sin preguntar ni preocuparse si detrás hay una historia de coerción, abuso o esclavitud.
“La trata es un negocio. Y como tal, responde a las leyes de la oferta y la demanda.
Hay explotadores, sí. Pero también hay compradores. Esos hombres que consumen servicios sexuales, muchas veces sin saber que están perpetuando una cadena de violencia.”
— Dra. Martha Aurelia Dena.
Y en esta cadena, el crimen no siempre está ligado a grandes organizaciones.
Muchas veces son pequeños grupos, incluso parejas, quienes explotan a otras mujeres.
Algunas víctimas, al no tener otra salida, terminan convirtiéndose en victimarias.
Uno de los principales obstáculos para enfrentar este fenómeno es la falta de personal especializado, presupuesto y políticas públicas claras.
En Ciudad Juárez, la Fiscalía enfrenta una carga de trabajo enorme con equipos reducidos y recursos mínimos.
La consecuencia es la impunidad; los tratantes saben que la posibilidad de ser detenidos y procesados es baja.
Aun así, existen esfuerzos por crear conciencia.
La reciente Jornada de Sensibilización sobre la Trata de Personas convocó a sectores clave; hoteleros, restauranteros, académicos, estudiantes y la comunidad en general.
El objetivo; dotarlos de herramientas para identificar y reportar posibles casos, y generar una cultura de prevención.
"La trata de personas sigue ocurriendo todos los días, aunque las denuncias hayan disminuido.
Hay que romper el silencio y mirar hacia lo que pasa en las sombras”.
La trata no se erradica solo con leyes; se necesita voluntad y comunidad
Combatir la trata de personas implica mucho más que aplicar la ley. Requiere una mirada integral que incluya educación, sensibilización, participación ciudadana, vigilancia institucional y apoyo real a las víctimas.
Ciudad Juárez no puede seguir siendo un territorio donde las mujeres desaparecen o son explotadas sin consecuencias.
La frontera, con todo su dinamismo y complejidad, también puede ser el lugar donde empiece el cambio.
"La trata de personas no es solo un problema de seguridad, sino un problema social, ético y humanitario. La indiferencia también mata”, dijo la Dra. Martha Aurelia Dena.